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2 de agosto de 2010

Cartas para Julieta






Hoy ha merecido la pena tragarme enterito el telediario. Entre las noticias que me desconciertan y las que me entristecen, se ha colado una que me ha dibujado una sonrisa para todo el día. Algo así hay que compartirlo, a eso voy.

Se trata de una romántica tradición epistolar que hace que lleguen cada año a Verona unas ocho mil cartas dirigidas a Julieta.

La primera llegó en 1937: el remitente relataba sus penas de amor buscando consuelo en la mítica amante y, convencido de que ningún cartero del mundo precisaría más señas para dar con la inmortal destinataria, escribió en el sobre sencillamente: Julieta, Verona.

Setenta años después, la ciudad italiana en la que William Shakespeare ambientó los trágicos amores de Romeo Montesco y Julieta Capuleto, víctimas de sus familias enfrentadas, recibe unas ocho mil misivas al año en las que almas solitarias, corazones rotos, e incluso damas y caballeros de vida afortunada, escriben sus cuitas sentimentales a la doncella.

Y lo mejor de todo: Julieta, infatigable, las contesta todas.

Se ocupa de ello un grupo de voluntarios que continúan la tradición iniciada en los años treinta por Ettore Solimani, custodio del presunto sepulcro de Julieta Capuleto, en cuyas manos cayó aquella primera epístola romántica.

De haber existido realmente, la desdichada Julieta se sentiría sin lugar a dudas reconfortada sabiendo cuánto consuelo prodigan quienes escriben todos los días en su nombre.

El alud de cartas -el archivo atesora unas 50.000-, a veces conmovedoras, otras risibles, impulsó a las hermanas estadounidenses Lise y Ceil Friedman a escribir el libro Cartas a Julieta, que recoge ejemplos de esa singular correspondencia, retrata al esforzado equipo del Club de Julieta -diez señoras y un señor- que responde en varios idiomas, y explora el mito de la heroína shakesperiana.

Aunque el dramaturgo británico escribió su tragedia a finales del siglo XVI, su decisión de situarla en una imaginaria Verona medieval ha resultado muy beneficiosa para esta ciudad norteña. La leyenda acabó convirtiendo un edificio del siglo XIII en la casa de Julieta, restaurada a principios del siglo XX y a la que, astutamente, se le añadió un balcón para que encajara mejor en el relato de Shakespeare.

Para todo el que tenga algo que contarle a Julieta, esta es su dirección:
Julieta Capuleto. Vía Galilei, 3. Verona-37133 (Italia).
http://www.julietclub.com/index_en.asp

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Partiendo de que el suicidio nunca me pareció romántico, ni siquiera literariamente, sino una gran trajedia he de reconocer que me encantan que existan ideas como estas.

Frente a la gran locura que es el amor y que nuestros conocidos no siempre son buenos consejeros, es una ayuda interesante saber que Julieta está ahí si la necesitamos.

Sólo quien ha amado y ha sufrido tanto en su historia podrá regalarnos unas palabras sabias.

Buen trabajo de investigación.
Sigue así que cada día me conquista más tu blog.

Speranza dijo...

Menuda entrada, Ana. La verdad es que la iniciativa de las cartas es maravillosa. Igual me apunto a escribirle a Julieta :D

Bonito blog.

Besos,

Esperanza

Julieta Capuleto dijo...

os dejamos la direccion de nuestro blog "cartas a Julieta, esperamos vuestra visita: http://cartasajulietacapuleto.blogspot.com/

Leonela Tebes dijo...

Desde muy chica me gusto "Romeo Y Julieta" . Espero un dia poder viajar a Verona. Me encanta el blog

Bahia Blanca, Argentina .