Hace días que se decretó la cuarentena. Los síntomas vuelven a
presentarse con la misma fuerza cada año. Calendarios invertidos. Manecillas de
reloj que giran al contrario. Sacos de café. Mantillas heredadas. Zapatos domados.
Trajes de estreno. Media ciudad abre los altillos de la memoria. Es hora de
tomarnos la medida.
Los pacientes se
muestran inquietos, ansiosos. Andan por las calles inconscientemente calcando la
ruta de los besos en pies y manos, buscando el enfrentamiento de miradas sin distancia. A los afectados
empieza a obsesionarles la meteorología y el mapa de isobaras previsto se les
aloja entre ceja y ceja. Cada día el cielo ensaya para ellos un nuevo tono de
azul que se les antoja digno de cubrir la ciudad los días señalados. Todo pasa
como siempre.
De nuevo, se nos
olvida el resto del mundo y sus gobernantes. Es cierto, sí. En el recuento y
descuento, a veces perdemos el norte. Deslumbrados por la pasión y sus
reflejos, la fiebre nos vence. Desvariamos, nos crucificamos a traición y por la espalda,
tiramos piedras contra este o aquel mientras, más arriba de esas nubes que nos
empañan los sueños, se está escribiendo nuestra propia sentencia. La locura es
grande. Quien pueda que nos entienda. A nosotros, los que tarareamos recuerdos,
los que cerramos los ojos para ver.
Llegará el día.
Terminará el ensayo. La ciudad se descubrirá el antifaz que lleva todo el año
para enseñarnos su corazón latiendo a pulso. El talón que conoce los pesares de
la urbe plantará zancadas en las calles que hoy lo esperan. Esos pobres locos
encontrarán la cordura en un rostro de mujer que es la prehistoria de una
sonrisa, esa que al tercer día amanecerá con la aurora del fin que es el
principio. Demencia sin límite la nuestra. Ciudad de locos, que en el dolor
hallamos la gloria. Nosotros, los que bendecimos a quien nos contagió.
5 comentarios:
Este año es otro de esos desastrosos años en que no sé si tengo fuerzas para disfrutar la Cuarentena… Será que la UPO está demasiado lejos de todo lo importante y me cuesta acarrearlo todo…
Pero tu texto me ha levantado un poquillo más el ánimo
Baci
Pues anímate y saca fuerzas que hay domingos de paseo que valen un año entero de vida. Esto está aquí ya.
Gracias por pasarte y comentar.
Besos.
Ana, yo no se mucho de escritura, solo de si me gusta o no, y este texto me encanta. Enhorabuena!!
Muchas gracias, amigo. A mí me encanta tu comentario.
Un abrazo.
hola me encanto tu blog ,
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