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19 de julio de 2010

Palabras para Julia

Llego tarde, ya lo sé. La moda bloguera ha pasado y no es hasta ahora cuando decido sumarme a ella. Pero es que soy así, para todo.
A mi nacimiento también llegué tarde; casi dos semanas más de lo previsto tuvieron que esperar los que ansiaban conocerme.
Con Julia fue peor aún: dieciocho largos años la mantuve ausente de mi vida. Pero, ¿qué podía hacer yo? Mis días pasaban despacio en otras tierras (literalmente, pues vivía en el campo) y a diario pisaba otras calles en las que no estaba ella. Cierto es que a Julia la conocía ya entonces de oídas, la admiraba en la distancia, pero nuestra relación se limitaba a una simple vista de lejos, entre días de compras y visitas a médicos.
Sin embargo, ella y yo, desde el mismo día tardío de mi nacimiento, estábamos predestinadas a ser amigas, de las de verdad, de las de saberlo todo la una de la otra. Ahora lo sé. Desde el principio, desde la primera noche que vine a empezar mi vida de estudiante en el barrio de El Juncal, ella se propuso conquistarme y yo supe en seguida que lo lograría sin esfuerzo.
Recuerdo los primeros meses, las primeras miradas, los ansiosos deseos de escudriñar cada entresijo y cada rincón. Han pasado nueve años desde que conocí a Julia y aún me sorprende. Sé que no me bastará una vida para que me cuente cada detalle de la suya, cada secreto de sus días sin mí... Julia sabe cómo herirme, sabe cómo despertar mis sentidos y anular mi razonamiento.
Una vez oí decir a Cela que en Sevilla, como en Dios, se cree o no se cree. No hay duda. Dieciocho años de ateísmo fueron demasiados. Pero Dios quiso que creyera y me condujo hacia aquí. Hasta el último de mis días creeré en ti, Julia Romula Hispalis.

9 comentarios:

Enrique Henares dijo...

Menos mal que llegas tarde, porque si llegas a estar desde primera hora creo que a algunos nos hubiese dado ciertos reparos abrir un blog en el que desgranar sentimientos sevillanos...

Sé que no soy objetivo, pero en apenas unas líneas acabas de dejar en pañales la carta de amor a Sevilla del inicio de pregón de Carlos Herrera.

Romani dijo...

No eres objetivo, ciertamente. Pero mil gracias por no serlo,,,

trianatrinidad dijo...

¡Vaya, vaya, con la novata!.
Preciosa entrada querida ROMANI, aunque cuando empece a leerla no esperaba ese final, eso la hace aún más hermosa y sorprendente.
Te iba a decir que sigas así, pero mejor no porque nos vas a dejar a todos en el paro bloguero.
Es broma, de nuevo felicidades y muchos besos.

Calleferia dijo...

No, Enrique no es objetivo, pero yo sí. Y esta entrada huele a "Pregonera de Sevilla".

Un placer haberte descubierto gracias "al del costal de Bin Laden".

Besos.

Juan Antonio González Romano dijo...

Magnífico arranque de blog. Me pasaré por aquí. Un abrazo.

Enrique Barrero dijo...

Entro con alguna frecuencia en su blog "consorte", y siempre con interés y mucho agrado, para leer cosas sevillanas y allí descubro el enlace a este. Como al comentarista anterior me parece magnífico el arranque, con un "microrrelato" muy original en su enfoque y en su sincera sencillez. Enhorabuena y ánimo con el blog y con su estreno.

Romani dijo...

Muchísimas gracias a todos por vuestros comentarios. Prometo vencer el sopor veraniego y actualizar pronto. Mientras tanto os devolveré la visita.Mil gracias, de verdad.

Lucía dijo...

Que bonito Ana!! ya te enlazo a mi blog para visitarte cuando actualices! un beso!

Anónimo dijo...

¡Olé, la literatura buena!
Sorprendente el final, no me lo esperaba. Como siempre disfrutando y aprendiendo contigo un poquito de cultura general.

Sólo una cosita mía, totalmente en desacuerdo con Cela. Yo soy más del cantautor Martín Valverde que dice que es tan difícil encontrar un buen creyente como encontrar un buen ateo. Desde mi experiencia, la realidad es que la duda nos hace bastantes visitas.

Gracias por este regalo de blog.